Biografía de John Banvard
Biografía de John Banvard:
John Banvard nació en Nueva York el 15 de noviembre de 1815, procedente de una familia multimillonaria, cuyo padre acabó en bancarrota y totalmente arruinado. Por este motivo, decidió recorrer todos los pueblos de Kentucky buscando fortuna. El joven neoyorkino, que desde pequeño había sentido devoción por la pintura y el arte en general, empezó a dibujar rótulos y carteles en los puertos costeros del Río Misisipi. Durante este período de su vida, caracterizado por la falta de dinero y en el que se ganaba la vida pintando y cazando, llegó a pasar noches durmiendo al aire libre en las orillas de este río. Al cabo de poco tiempo, John consiguió trabajo en un teatro ambulante como pintor de telones escenográficos, aprendiendo, así, el arte de pintar lienzos a gran tamaño.23
Más adelante, topó con una feria, donde descubrió el arte del panorama. Los panoramas eran cuadros continuos de medida enorme que representaban escenas de gran interés, cuya finalidad era trascender el encuadre, los cuales se plasmaban sobre la superficie interior de un cilindro. El objetivo de estos era entretener al público mostrándole pinturas que no se podían imaginar ver. En Estados Unidos, los panoramas evolucionaron a los denominados panoramas giratorios o panoramas móviles.1
Una vez descubrió los panoramas, John Banvard quedó asombrado y decidió realizar una obra inmensa y novedosa, la pintura más grande jamás llevada a cabo. Para ello, escogió como tema el Río Misisipi -aquel que le vio madurar- y en 1842 se embarcó en una travesía en solitario de dos años por el río, subido a una pequeña canoa y con un baúl lleno de lápices y cuadernos en los que dibujó esbozos de todo lo que iba viendo a lo
largo del viaje, desde Misuri hasta Nueva Orleans. Al acabar el trayecto, desembarcó en su pueblo y compró enormes rollos de lienzo (que previamente había unido) y pintó detalladamente su obra final: Gran Panorama móvil del Mississippi de Banvard (1846).12

Esta fue su obra maestra y la que le hizo saltar a la fama. Desde entonces no paró de llenar salas y teatros en las que el público estaba dispuesto a pagar la cantidad que fuese por las entradas, con el único afán de disfrutar de entretenimiento. Por este motivo consiguió gran fortuna y, en ese mismo año, “cruzó el charco” para exhibir su obra en ciudades como Londres o París. Durante su estancia en la capital británica fue llamado por la reina Victoria en el castillo de Windsor con la intención de realizarle una presentación privada a gran escala.
Más adelante hizo diversos viajes a otros continentes como África y Asia, donde plasmó en lienzos sus nuevas obras panorámicas del río Nilo y de Palestina. De nuevo en su país natal, John Banvard decidió gastarse una fortuna en la construcción de un castillo escocés en Long Island y de un museo egipcio en Manhattan.2
Finalmente, murió el 16 de mayo de 1891. Pero antes de fallecer, el pintor, al igual que su padre, terminó arruinado. Este hecho se explica, especialmente, a través de dos aspectos: en primer lugar, del gran número de pintores de panoramas que surgieron durante esta época, los cuales fueron tachados de imitadores o plagiadores por John Banvard, ya que realizaban pinturas del Mississippi de peor calidad –que posiblemente habían copiado mediante esbozos de la obra del neoyorkino– que exhibían a precios más asequibles; y en segundo lugar, por la aparición y el desarrollo del diorama y otras técnicas de carácter pre cinematográfico.

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